
Siempre que llegaba el invierno le pasaba lo mismo: Cuando comenzaba el frio aun conservaba calor del verano pero al llegar Enero era ya tan grande la cantidad de grados de una sola cifra acumulados que se planteaba comprarse un abrigo.
Él nunca habia tenido abrigo, su madre, cada invierno le insistia para comprarle uno, pero el se negaba:
- Que yo no tengo frio, de verdad mamá. - decia siempre
Esto no era del todo cierto pero cuando a nuestro amigo el frio se le aparecia delante siempre tenia el recurso de ponerse mil camisetas debajo de una chaqueta de entretiempo.
A él nunca le gustaron los abrigos, le parecia innecesario comprarse una prenda que utilizaria como mucho un mes: Enero. Enero, ese mes en el que el verano anterior ya no se siente y aun no se espera al siguiente. Ademas no le gustaba como les sentaban, siempre eran demasiado pesados e incomodos y muchas veces conseguian doblar el volumen de nuestro amigo. El era muy delgado y esas prendas lo escondian, lo anubalan. A el le daba rabia no poder mostrar sus preciosas chaquetas que le estilizaban y decian algo de el. No queria esconderse visualmente de la gente ni fisicamente del frio. De cuando en cuando pasaba frio, a veces mucho, pero eran instantes, tardes, noches en las que veia su piel mas viva que nunca, eran momentos en los que sus organos se hacian escuchar mas fuerte... No lo pasaba bien pero tampoco mal, pasaba porque hacia frio. El abrigo le aliviaria esos pocos dias en los que siempre decia:
-No, frio no tengo, na.. estoy destemplado - mientras se ponia una tras otra las camisetas que harian frontera entre su piel, la chaqueta y el frio ( Las chaquetas siempre han sido aduaneros corruptos, que tanto dejan salir como entrar ).
Pero cada vez que intento comprarse un abrigo el frio lo acabo metiendo en alguna libreria para que comprara un libro. El frio le queria decir con esta maniobra que no era el frio de la calle el que le molestaba, el frio que sentia era el de su habitacion. Muchas veces se fue de aquellas librerias sin comprar ningun libro pero robando literatura.
El chico seguira un invierno mas sin abrigo, mil y una camisetas puestas una encima de otra, parecera una cebolla...
... a lo mejor es lo que es.
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Hola Alfonso Penabade, me llamo Yolanda Penabades, te escribo desde la huerta de Murcia, y desde hace mucho tiempo ando intentando desvelar el misterio que rodea a mi familia, por mucho que busco y busco no soy capaz de dar con nadie que se apellide como yo en España, y bueno tras algunos intentos fallidos de contactar con los penabades que he encontrado en América del Sur, te he encontrado a ti, bueno y a tu blog que me parece de lo más interesante, además de que tenemos gustos musicales bastante similares. Bueno si te apetece me respondes y me cuentas si en tu familia echais de menos a alguien, tal vez Julio Penabades Barreiro, natural de Verin (mi abuelo, creo) o si habéis oido hablar alguna vez de Antonia Durán Jimenez (mi abuela, seguro) ella llegó a España en el 36 ó 37 procedente de Argentina embarazada de mi madre (Emma Penabades Durán)y se murió hace ya mucho tiempo sin contar (ni siquiera a mi madre) nada de nada de su vida antes de tener a mi madre. En fín, no se si me podrás ayudar en algo, pero yo siempre confio, y despues me pongo un tema de red kross. Un saludo, Yolanda. Mi email: yolandora@hotmail.com
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