jueves, 22 de enero de 2009

Alfonso se ha hecho Fan de "LA BARRA"

En estos tiempo de uso excesivo de la comunicacion de teclado y raton (al teclado podian llamarle gato) a uno le llena de satisfacion seguir disfrutando de las barras, y no lo digo como lugar de compartir unas cañas con los amigos si no como forma de compartir, desde la soledad, con desconocidos. Llegas a un bar, te pones en la barra y pides algo. Desde ahi puedes observar, puedes estar callado, puedes no hacer nada estando solo. Las mesas ya predisponen a compartirlas o a realizar gestos o acciones que estimulen la posibilidad de que eso ocurra. En la barra siempre vas a tener la complicidad del camarero, puedes pasarte horas mirandolo como a una chimenea y puede ser el vehiculo de union entre tu y el resto de la barra. Eso pasa siempre aunque sea la primera vez que entres en un bar. Ser camarero es una las profesiones mas completas, tienes que tener un poco de actor, padre, amigo, currante... Si ademas, con el camarero ya has tenido cierto contacto este adquirira mas importancia en este micromundo, hasta tal punto que, en caso de ser chica, puede que acabes dejandote encandilar por ella como haces con las actrices en las peliculas. Todo esto de internet, de facebook y demas esta bien, muy bien, pero no tiene mas funciones que las que tiene. Por internet nunca podras sentir la agradable sensacion de entablar conversacion con un desconocido que se ha puesto a hablar con el camarero surgida de la ausencia total de prejucios que provoca disfrutar de uno sin llegar a estar solo. Y hablas... de las plantacion de tomates en murcia o de un libro de un holandes que hace apologia del ayuno... da igual. ¿Como compartir que llevas unas copitas de mas sin que te vean los ojos vidriosos?. Una conversacion no tiene que ser algo tan importante, y si llega a serlo es porque no lo predispones de antemano. Solo ante el ordenador es imposible ser natural porque, aunque no nos demos cuenta, la pantalla es un espejo.

Hace unos dias en mi querido Ca' Juan (no se llama asi realmente), bar al que voy todos los dias a tomarme mi cafe de media tarde aprovechando mi descanso en el trabajo, un tipo al ver que observaba la conversacion que mantenia con el camarero comenzo a dirigirse tambien a mi y al rato la conversacion era entre los dos. Una de las grandes virtudes de un camarero es que en algun momento tendra que hacer algo y no podra hacerte caso sin que puedas agradecerselo ni echarselo en cara ( por eso nos gustan tanto ). Estaba contando algo que no recuerdo, se que aporte algo a lo que decia pero no se exactamente de que hablamos, pero hablamos y mientras su boca se movia pude ver el aire de su palabras, el calor de sus movimientos, compartimos desde la cercania fisica. Está no solo es importante en el sexo, es importante en cada una de las cosas que tiene esta vida. La cercania facilita la interpretacion total de lo que muestra o deja de mostrar algo o alguien. Es mas, hasta puedes intuir lo que querria mostrar y no es capaz. En la cercania ves ojos, nariz, piel y sudor como los tuyos, en la cercania pocas veces se piensa, se actua... Escribiendo es todo lo contrario. No por ello escribir esta mal, pero no llega y a veces sobra. Escribir siempre va a tener un condicionante impersonal, por mucho que escribas para y por alguien cada frase que pienses estara influenciada, inevitablemente, por un todo, porque al escribir no regalas, prestas, no son palabras que salgan del todo de ti, van de ti a tu cabeza de ahi al papel o pantalla y en el momento de ser plasmadas vuelven otra vez. Cuando hablas siempre regalas palabras que pueden ser aceptadas o rechazadas, de ahi el miedo, ahi el placer.

"Uno escribe mucho y sabe de lo que habla"
asi se podria titular esto, porque queria decir que uno escribe mucho y por eso sé que lo escrito no sirve para nada al comenzar. Los cimientos siempre son los mismos y no necesitan planos: tierra, agua, barro, plantas, hierba, ojos, piel, mirada, voz, gestos... Los arquitectos antes de ponerse a construir en su mente edificios que pintar en un papel tienen que tocar la tierra donde van a construir, verla, olerla. A veces me cuesta entender o casi me dan lastima todos aquellos que escribiendo mucho no tiene una necesidad absoluta del intercambio personal de la charla, para descansar de la soledad autoproducida al escribir, para sentir de verdad a esos personajes, esas sensaciones que uno describe. Porque no creo que alguien que escribe pueda dejar de buscar aquello que es capaz de describir, si se puede contar tiene que poderse vivir. Al volver a casa, dejando ya atras la barra que con tan poco me da tanto en forma de vida real, me quede mirando a una chica que leia un libro en el anden del metro opuesto al mio. Estaba absorta, totalmente introducida en lo que leia, sus pequeños movimentos eran tics que facilitaban que siguiera en su ensueño: apartar el pelo, cambiar el cruce de piernas. Ni una mirada fuera de las fronteras del libro pero una mirada que, anclada en esas palabras, volaba a sabe dios donde, estaba lejos pero pude verlo! estaba preciosa asi. Pude verlo porque queria que me mirara y puse tantas ganas al observarla, utilice todas mis fuerzas para que se diera cuenta que lo que consegui fue descubrir que estaba haciendo, como lo estaba haciendo y estaba preciosa leyendo ese libro, y aun asi quise que me mirara... Su metro aparco en el anden y nada enturbio su recogimiento. A traves de las ventanas del tren la pude ver como si no pasara nada, en igual actitud. Ni un solo movimiento de reconocimiento de la nueva situacion. El comboy marcho y ella quedo alli sola en su banco, con su libro y unas preciosas medias rojas y negras. Llegó el mio y en ningun momento mi estomago me incito a hacer lo que en mi cabeza alguien imaginaba: no cojerlo, cruzar las vias, sentarme a su lado, hacer una barra donde apoyarnos con nuestros dos bolsos y pedirle a un chico peruano que pasara por alli que nos pusiera dos Aquarius de la maquina de bebidas. El problema es que la cabeza es la que escribe y el estomago el que come. Desde el vagon segui observandola pero un tipo de unos dos metros se interpuso entre nosotros y nisiquiera pude conformarme con verla desaparecer a causa del movimiento del metro...Esa chica sera literatura, es literatura, pero evidentemente eso no me llega.... Escribiendo lo unico que estoy diciendo es que preferiria hablar.


En Ca' Juan justo antes de irme, en ese momento en que te despides de la barra para seguir con la vida normal de miedos y complejos alguien que andaba por alli le preguntó a otro que estaba por alli:

- Oye tu si fueras una planta...¿Que serias?
- Yo, unos pensamientos que crecen y mueren en un año.


Vivan las barras!!!!


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